Alguna vez hubo un par de zapatos, una chompa o una camiseta con la que soñamos, ya sea por fines estéticos o prácticos. La moda ha sido parte de nuestra vida y muchas veces ha jugado un papel fundamental en los momentos mas importantes, desde la ropa que usamos en una primera cita, hasta cuando nos sentimos felices y lo queremos expresar. Es por eso que la ropa es cercana a nosotros, y generamos lazos emocionales con ciertas prendas, sin embargo antes de que lleguen a formar parte de nuestras historias, muchas prendas ya tienen la suya propia, aunque muchas veces desconozcamos o lo ignoremos. Estas historias son las de miles de maquilas, que trabajan horarios extensos con una baja paga, son historias de injusticia, contaminación y malas prácticas ambientales, una de estas fue el colapso de la fábrica de Rana Plaza en Bangladesh en el 2013, dejando sin vida a 1334 personas; sirviendo de ejemplo del verdadero costo de las prendas que usamos.
A esta industria que produce en cantidades exorbitantes a bajo costo se la conoce como fast fashion”, si alguna vez has comprado en una cadena como Zara o Forever21, estás contribuyendo a que esto siga sucediendo. Los mismos compradores al conocer las condiciones en las que su ropa se está produciendo han comenzado a exigir prácticas sustentables, una paga justa a los trabajadores, y la búsqueda de materiales amigables con el medio ambiente, además de prácticas sustentables como la reventa y reuúso de ropa, a todo esto se lo conoce bajo el nombre de s“Slow fFashion”.
El fenómeno del slow fashion está empezando a abrirse campo en el Ecuador, por lo mismo es una oportunidad para replantear cómo adquirimos bienes y el uso que les damos a los mismos. Es así como nace mi propuesta llamada -“La Segunda Venida”, la misma que nace a partir de unir el concepto de un pop up store con el de una tienda de segunda mano. Tomando las ventajas de cada uno para reposicionar el valor que se tiene en la sociedad quiteña sobre la ropa de segunda mano. Las ventajas competitivas del pop up store, junto a los productos únicos que se pueden encontrar en una tienda de segunda, producen una fórmula nueva de negocio en el mercado ecuatoriano, el cual, al estar tierno en este aspecto, tiene campo para proponer este tipo de proyectos.
La segunda venida busca unir estos dos conceptos ambos inexperimentados en el Ecuador, y reposicionar a la ropa de segunda mano como una opción viable de moda, eliminar estigmas negativos alrededor de su uso y ponerla a competir con las tiendas a las que asistimos en los malls.